¿Necesitas ayuda? Aprende cómo pedírsela a la IA
La mayoría de nosotros ya tiene entre sus conversaciones frecuentes las habituales consultas a ChatGPT, Copilot o Gemini para resolver alguna duda que se nos presente en el día a día. Son estas herramientas de la inteligencia artificial generativa la principal fuente a la que acudimos, pero, ¿sabemos cómo preguntar para obtener la respuesta que necesitamos?
Entre las características que debemos tener en cuenta para las consultas están:
- Aclara el tamaño de la respuesta que necesitas: un margen de entre 10 y 500 palabras ayudará a la IA a saber si requieres una frase o un texto más elaborado.
- Es válido repreguntar: si la primera versión no satisface las expectativas, se puede pedir a la IA que vuelva a desarrollar la información con más detalle u otro enfoque.
- Es una ayuda, pero siempre el punto final lo ponemos nosotros: estas herramientas son valiosos y, bien utilizadas, nos pueden ahorrar mucho tiempo y esfuerzo, pero debemos recordar que jamás reemplazarán al ser humano. La revisión final siempre irá por nuestra cuenta.
Aquí surge una palabra clave, que debemos tener en nuestra agenda: prompts, que juegan un rol importante en la comunicación entre nosotros y la tecnología.
Los prompts no son otra cosa que la pregunta o la frase que le comunicamos al modelo de lenguaje para guiar y generar una respuesta o texto basado en el contexto proporcionado.
Estos funcionan como activadores para generar las respuestas relevantes y coherentes en función de su conocimiento previo y su comprensión del lenguaje natural.
Si bien, este lenguaje está en constante desarrollo, estas recomendaciones nos ayudarán a conseguir el objetivo deseado:
- La solicitud debe dirigirse a la IA como si fuera una experta: por ejemplo, una pregunta concreta incluiría que se pusiera en el lugar de la profesión en cuestión. “Haz es tarea como su fueras un ingeniero”, por ejemplo.
- El objetivo debe estar definido: pedir si se necesita solo texto, o más información, como imágenes, gráficos, etc., para el tema que estamos trabajando.
- Contexto: los detalles nunca sobran. Debemos indicar no solo el requerimiento, sino para qué lo necesitamos y dónde se va a usar.
- Tono: un paso secundario, pero no menos importante es el lenguaje que queremos utilizar. Aquí se debe señalar si será un texto para un entorno académico o laborar, o si, por el contrario, será para ambientes informales o redes sociales.