Reintegración de los negocios poscoronavirus
Con el cuidado de la salud y la higiene como punto de partida, las empresas deben reinventarse y ser flexibles para adaptarse a la nueva normalidad y jugar un rol clave en la reactivación de la economía
Desde su expansión a comienzos del año, la pandemia del COVID-19 ha movido los cimientos de la economía mundial y, por ende, ha hecho tambalear a las empresas en todo el planeta. Cuando se empieza a vislumbrar una paulatina apertura comercial, es el momento para recobrar la confianza e idear los planes que permitan la activación productiva, a la par que se continúa luchando contra el coronavirus.
Uno de los principales retos que plantea la coyuntura actual es la evolución, es decir, la necesidad de reinventar e innovar en los negocios. A pesar de que los análisis -por ejemplo, el de la CEPAL- proyectan que la economía de América Latina y el Caribe sufrirá una contracción de la actividad del 5,3% en 2020, la peor en toda su historia, toda crisis significa una oportunidad.
La salud es la prioridad
La crisis ha cambiado muchos paradigmas y uno de ellos ha llevado a recordar que las personas son los pilares fundamentales del modelo de gestión. Aunque en muchos escenarios se ha expuesto una dicotomía entre economía y salud, el reto ahora es desmitificar esa idea y activar los negocios al mismo tiempo que se reduce el riesgo de contagios, se protege a los empleados, a sus familias y a la población en general.
En este sentido, es vital la autorregulación de las empresas y el compromiso de cumplir con los decretos y protocolos de protección, lo que implica capacitar a su fuerza laboral y difundir las medidas de higiene dentro de las áreas de trabajo, dotación de elementos de protección individual, organizar turnos de labores y extremar la precaución en la movilidad del personal en la ida al trabajo y el regreso al hogar.
Flexibilidad en la reorganización
Una idea extendida en el escenario actual indica que las marcas que continúan invirtiendo durante escenarios sensibles son las que se mantienen más fuertes y luego se recuperan más rápidamente. Por ejemplo, en los negocios en línea hay una oportunidad para mantener las ventas en los negocios que tienen esta posibilidad y hacer más llevadera la vuelta a la nueva normalidad.
El inédito escenario que se plantea tras el impacto del COVID-19 a escala planetaria obliga a prepararse desde el punto de vista organizacional: en las comunicaciones, en el manejo de la crisis, y en sus roles y responsabilidades. Se deben revisar los flujos de procesos y de personas, que son fundamentales para el desarrollo y la producción.
Independientemente de que cada territorio tiene unas condiciones particulares, un aspecto común es que la reactivación será un proceso que se dará poco a poco. La economía arrancará con poblaciones de bajo riesgo, con énfasis en el cuidado de las personas por encima de todo y, al mismo tiempo, diseñando las estrategias para abrir los sectores que permitan retomar la producción.
Confianza financiera
La pandemia del coronavirus ha incrementado la incertidumbre en todos los ámbitos, por lo que para las empresas es perentorio reconstruir la confianza perdida.
Como indica un informe de Deloitte, una reconocida firma privada de servicios profesionales con alcance mundial, por un lado, los consumidores desean conocer si pueden confiar en que la organización tendrá un comportamiento responsable durante la crisis, mientras que los empleados quieren saber si mantendrán su trabajo y si contarán con apoyo en este momento complejo.
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En todos los casos, la desconfianza puede incrementarse, sobre todo, en el temor a estafas, aprovechamiento o malas experiencias. En este sentido, las empresas deben ser claras en sus acciones y en la comunicación de estas, con el objetivo de mantener la integridad frente a la incertidumbre financiera.
Las compañías resilientes deben estar preparadas para adaptarse y tener como meta servir mejor a sus grupos de interés y preparar a sus organizaciones para avanzar hacia una nueva normalidad. El equilibrio de la confianza es clave para tener éxito en este desafío, que permitirá mantener la continuidad de los negocios y prevalecer después de la crisis.